8 dic 2010

FIRMA INVITADA: Las dos caras del fútbol

0 comentarios, Publicado por Omar Santana en 20:09 ,

No se a quien le oí hace poco que el Madrid, a pesar de su historia, tenía una grave carencia de victorias visitantes en grandes estadios, en sedes legendarias de equipos de renombre. Lo cierto es que no recuerdo haber visto demasiadas en mis bastantes años de fútbol. Quizás la que más impactó en mis retinas fue aquella en Old Trafford, en la que un Fernando Redondo desmelenado, a pesar del fijador para el pelo, apareció como por ensalmo en el medio campo del Manchester, muy lejos de su territorio natural, en el torno al banderín de córner, y tras un túnel de tacón, ejecutado partiendo de una posición dándole casi de frente al defensa, y tras recorrer el borde posterior del área una vez adquirida ventaja sobre su oponente, se plantó cerca del poste para poder dar el pase de la muerte a un enloquecido Raúl, que cabalgaba en persecución de la gloria aquella misma tarde. La quería a la voz de ya. El madrileño marcó el gol al trote y no paró de correr hasta lograr el reconocimiento de todo el Planeta Fútbol. Honor que alcanzó en uno de sus escenarios más míticos existentes, “El Teatro de los Sueños”, el de un Madrid que soñaba despierto e iba camino de la Octava.

Algunos instantes felices en territorio enemigo más podría recordar si escarbase con tozudez en el bancal de mi memoria. Es difícil por mi escasa capacidad para ordenar recuerdos. Cavo un hoyo y se vuelve a llenar de arena. Son muchos partidos ya en la playa del tiempo, muchos minutos con la vista en fijada en el rodar del balón por el césped. Así pues, asumiendo como cierto ese dato que he referido al inicio del escrito, que en realidad no es peligroso por que no resta elementos a la exhaustiva colección las copas que adornan las vitrinas del museo del Estadio Bernabéu, este año podrían haberse restado tranquilamente dos objetivos a esa lista de tareas pendientes: San Siro y el Amsterdam Arena. En este segundo estadio el Madrid ya logró una gran victoria hace ahora casi doce años, la más deseada en su historia seguramente. Ante la Juventus del mejor Zidane, al decir de todos los que les dolía al alma verle vestido de blanco impoluto. Pues más meritoria aquella gesta. Pero, como desveló Sanchís en una entrevista que escuché hace poco en la radio, aquella noche mágica los madridistas ejercieron como locales, ocuparon el vestuario reservado para el Ajax, así que no puede contabilizarse como victoria a domicilio, ni siquiera desde un punto de vista del protocolo.

Eindhoven y Amsterdam son las dos caras del fútbol. Aquella noche de semifinales de la Copa de Europa requerí toda la ayuda anímica posible tras ver perder a un Madrid imponente, con varias llegadas del Buitre y Hugo Sánchez plantándose solos ante el portero rival. Vaselinas que rozaban los postes por el lado equivocado, dominio infructuoso, calidad sin recompensa. Años después, en Holanda también, lo que ocurrió fue capaz de sacar a la calle a cerca de dos millones de personas. El balcánico más amado por el madridismo señalaba tras lograr el gol hacia el banquillo y corría como un poseso para poder abrazarse con Fernando Sanz. Este se lamentaba que la televisión no hubiera ofrecido imágenes de dicho abrazo, que poder revivir siempre que quisiera uno de los instantes más felices de su vida. Quien lo vivió está prendido de aquel recuerdo, lo lleva grapado al corazón, el gesto adusto de Pedjia mientras evita los abrazos de los compañeros, la eternidad de unos instantes, la brevedad de la gloria. Toda una vida buscando ese momento y, sin apenas capturarlo, tras otro momento igual de breve solo vuelve tan solo recuerdo, la habitación de la nostalgia, el desván de los cachivaches viejos que solo importan a quienes fueron sus dueños.

Las dos caras del fútbol. La primera vez en Eindhoven lo merecimos, el triunfo me refiero, y eso es importante. Más de lo que la gente cree. Merecerlo es una credencial, una instancia cursada a quien corresponde, una promesa de futuro, el primer paso en la dirección correcta. En la segunda llegaron los frutos. 15 minutos de zozobra, reconocía Sanchís en su entrevista. Luego una voz del sargento Hierro y a cavar trincheras. Cuando el contrincante es más poderoso, cuando tiene más fuerza y más empuje que nosotros, toca defender la posición. Cuando Illgner paro abajo el último chut de Davids, lanzado casi desde la línea de penalti, hasta donde había penetrado entre la defensa como cuchillo entre la mantequilla, muchos vimos la luz al final del túnel. Un subterráneo de 32 años de longitud. Todas esas oleadas caídas hasta lograr una cabeza de playa: el Madrid de Stielike y los García, el de la Quinta del Buitre de aquella noche en Eindhoven, todo ese sacrificio, la frustración de caer a menudo cerca del logro, cobraban sentido mientras Raúl daba capotazos toreros ante un público entregado que festejaba la Séptima en el Bernabeu.

Merecerlo es importante sin duda. Rara vez se obtiene un logro sin que previamente se haya producido al menos una tentativa infructuosa en la que cabe el respeto por uno mismo. Mijatovic se lesionó ligeramente en los días previos al encuentro, así lo desveló recientemente. Una pequeña rotura en el gemelo durante un entrenamiento, un percance que requería al menos 8 ó 10 días de recuperación a dos días vista del día marcado en rojo en el calendario. Amenazó de muerte a su preparador, Pedro Chueca. Una amenaza retórica, cariñosa, a decir de ambas, para que no divulgase esa información al cuerpo técnico y acto seguido se puso en sus manos para lograr una recuperación en tiempo récord. Nadie llegó a saberlo hasta que el dato dejó de ser relevante. Sin ese pequeño engaño jamás habría podido acceder a los instantes que culminaron y dieron sentido a su carrera como deportista. El mismo lo confiesa, lo asume con orgullo: “Soy el hombre que marcó el gol de la séptima”. Y esta pequeña anécdota, la minúscula rotura de fibras en el sóleo que hubo que ocultar llevando las medias altas en el entrenamiento de la víspera, se convierte en leyenda por que la empresa fue coronada por el éxito. Lo expresaba muy bien Stephen Zweig en su narración del descubrimiento del Pacífico. La partida de hombres desesperados y enfebrecidos que huían de la justicia y que comandaba Núñez de Balboa a través de la selva dejaron de ser proscritos, fugitivos, enemigos de la Corona en el instante preciso en que el conquistador vasco divisó la plácida lámina de agua de aquel océano inmenso. Son las dos caras de la vida. El éxito lo justifica todo, tal vez por que para obtenerlo haya casi siempre que merecerlo. Y merecer es la única ética válida en el mundo del deporte.

Este año, de vuelta a aquel escenario en que unos pasitos de ballet determinaron un encuentro, ha hecho falta sacar a flote lo peor de la raza periodística para poder afear una evidencia palpable, que el juego del Madrid llegaba a Holanda resplandeciendo por el camino, que parecían haberse abierto por fin las nubes que tenían el cielo de las ilusiones encapotado. En ese contexto el gol de Benzemá parecía como un rompimiento de gloria. No temo expresarlo así, ser tan excesivo en mis palabras, por que excesivo fue el fútbol desplegado en ese pase de Alonso desde campo propio, en la cesión de tacón de Özil sin dejar caer la bola al piso, en el remate del francés que entró en la portería rozando el tejado por abajo. Un disparo tan potente y certero que hizo saltar algunas tejas del alero. De nuevo Amsterdam nos ofrecía la oportunidad de disfrutar con la cara más hermosa del fútbol, la de la victoria, trascendente o emotiva la de hace casi doce años, contundente y exhibicionista, sin más importancia que la de resumir el compendio de méritos contraídos por el equipo a lo largo de la temporada y con los que presentarse ante el próximo rival el día del clásico.

Hace un año el Madrid mereció ganar en el Nou Camp. Una bolea magnífica de Ibrahimovic impidió siquiera un resultado a medias favorable. Habría podido ser también un magnífico precedente en vista de cómo se suponía que llegaba a Barcelona. Pero no hubo un desenlace acorde a los deseos y a las perspectivas. Nunca las evidencias fueron tantas para poder afirmar que nunca hubo opción alguna. Por evidencia ha de entenderse aquello que se presenta al entendimiento a través de la vista de forma tan contundente en la demostración de su veracidad que se convierte en una afirmación irrefutable. No habíamos visto jugar al Madrid contra el Barcelona todavía, tal vez eso sea lo único que pueda explicarlo. Nosotros fuimos eEl rival del que se deshizo con menos esfuerzo, al que apaleo de forma inmisericorde tras su renuncia a entrar en la lucha por no pisar ese campo de habas.

Cuenta Indro Montanelli en su “Historia de los Griegos” la suerte de la hetaira Friné. Por no rebajar el tono recatado de este escrito diré para aclarar que las hetairas podrían ser comparadas en ocupación y modos a las geishas japonesas. Mujeres para un fin en realidad, aunque también para el enriquecimiento espiritual del hombre, del cliente en este caso, que casi siempre se convertía en amigo. En una sociedad en que la mujer vivía confinada, en la casa paterna primero, sin recibir educación alguna, y en la conyugal después, sin apenas contacto con un marido, que apenas pisaba el hogar por que prefería relacionarse con sus conciudadanos antes que con su mujer casi analfabeta, una hetaira era casi una privilegiada. Ricas y educadas con esmero, hacían su fortuna gracias a su belleza, inteligencia y talento. No son pocos los testimonios de grandes hombres, ya sean políticos, literatos o artistas de entonces, que reconocen haber alcanzado algunos de sus mayores logros escuchando los consejos de la hetaira que frecuentaban. El caso más famoso es el de Aspasia, la hetaira que devino en concubina y consejera de Pericles, en primera dama de Atenas de facto. Una de las personas más inteligentes y sabias en la ciudad de la sabiduría y en una época que sobraba la inteligencia, en un tiempo en que habitaban aquella ciudad gigantes como Sócrates, Platón, Anaxágoras, Eurípides y tantos otros.

La hetaira Friné solía vestir sin apenas mostrarse, para hacer más deseable lo que trataba de alquilar. Pero una vez al año se bañaba en la playa desnuda y exhibía sin matices la mercancía ofertada, y toda la ciudad se agolpaba para verla. Para deleitarse los que más. Para estar al tanto de la noticia del día todos. Sus precios eran muy elevados. Quizás por eso, por querer el reembolso de lo invertido tras disfrutar de su compañía, uno de sus clientes la denunció por estafa, alegando que lo recibido no estaba en consonancia con el dinero dado. Aquel conflicto llegó a los tribunales y se convirtió en el máximo acontecimiento del momento. Friné contrató al mejor abogado que se podía encontrar en Atenas, Hipérades, que, la suerte nunca es mal recibida, era además uno de tantos de los que frecuentaban su casa. Nadie defiende mejor el honor de una dama que uno de sus enamorados. No iba de honor el conflicto, pero aun así puede aplicarse la máxima. No obstante, no hizo falta que su defensor usara toda su pericia ante los tribunales. Alertados los jueces que se aprestaba a exponer su principal prueba de descargo, le bastó descubrir uno de los pechos de su clienta para que la evidencia dejara claro que las acusaciones eran falsas. La decisión de los jueces fue rápida y unánime, aunque imagino que fingieron sopesarlo durante un rato lo suficientemente largo como para que aquella imagen irrefutable prendiese en la memoria. El seno de la hetaira fue el único testigo necesario para que su abogado ganara el pleito. Testigo mudo que habló con la máxima elocuencia. Descubrirlo se convirtió al mismo tiempo en la exposición del caso y el alegato final del abogado. Lo que a la vista resulta evidente no hay argumento que pueda rebatirlo o reforzarlo. Las palabras ni quitan ni añaden a lo que es evidente y se explica por si solo.

Unos días antes en Holanda era una evidencia que el Madrid era un gran equipo. El día del Nou Camp la evidencia era la contraria. Le bastó a Guardiola descubrir el velo que ocultaba la calidad de los que ahora son candidatos al Balón de Oro para forzar una conclusión unánime entre los aficionados, que son quienes en realidad son los jueces que certifican los méritos. En cambio, el velo que ocultaba las virtudes del Madrid quedó sin destapar. Esperemos que en el partido de vuelta la belleza que advertimos en el Amsterdam Arena no sea igual de timorata, que no quede oculta a nuestros ojos, que se muestre como evidencia o como verdad al menos discutible. Y sino una derrota que traiga consigo al menos merecimientos. Por que aquella noche no merecimos nada, y merecer es un primer paso ineludible, condición sine quanon para lograr un día el triunfo buscado. Son más de dos años ya y urge otra tarde de gloria o escribir una instancia a quien corresponda que esté por fin bien redactada.

Eindhoven y Amsterdam. Amsterdam y Barcelona. Dos segmentos geográficos con un extremo en común y cuyos extremos opuestos apuntan a direcciones simétricas forman un triángulo isósceles. Es mera geometría. Los manuales que tratan de explicar nociones básicas mediante argumentos sencillos suelen emplear el triángulo como una herramienta de enseñanza. A mi me enseñaron que el triangulo del fuego, las condiciones que permiten la declaración de un incendio forestal, lo forman el combustible, el aire y un foco de calor, cualquier procedimiento que pueda eliminar uno de esos lados del triángulo es capaz de apagar las llamas. El bate-fuegos se emplea para eliminar el aire en torno a la llama. La creación de fajas cortafuegos elimina el combustible y puede frenar el avance del incendio. El agua baja la temperatura del combustible.

El triángulo del éxito en el fútbol lo forman la calidad atesorada, un despliegue adecuado en el campo, y la entrega y el deseo de victoria. Difícil es que sin uno de estos elementos se pueda lograr el triunfo resonante. Ninguno pareció faltar en Eindhoven. Tal vez la suerte, que no parece una variable que resista muchos análisis por que es difícil sopesarla para obtener un valor concreto. En Ámsterdam, durante la final de la Champions League del año 1998, la entrega y las ganas de triunfo, la mentalidad colectiva, suplieron una descompensación en la calidad de los contrincantes. En el encuentro celebrado en el Amsterdam Arena de hace unos días no pareció faltar nada. Benzemá puso las ganas, y eso da una prueba de lo extraordinario del encuentro. Y sin embargo, una semana después hubo carencia de todo. Incluso la calidad se puso en entredicho después de tanto despropósito.

Este artículo en principio iba a tratar de describir lo vivido durante el encuentro de la penúltima jornada de la fase de previa de la Champions. Al demorarlo en exceso y llegar el día del clásico perdió toda vigencia. Incluso el tono, que era triunfal en los párrafos esbozados, ha devenido en esta especie de queja cursada a no se sabe quien. Tal vez al equipo propio. Eindhoven y Amsterdam son las dos caras del fútbol. Barcelona es el espejo en que no queremos volver a mirarnos en lo que queda de temporada. Aun tenemos un cartucho en la recámara y un trecho suficientemente largo de temporada como para poder recabar suficientes méritos. Quizás haga falta buscar una habitación número 5 donde aunar voluntades, buscar una estancia que juegue el mismo papel que aquella en que durmieran, es un decir, Pedja Mijatovic y Davor Suker, y en la que se fueron reuniendo a lo largo de la madrugada el resto de jugadores. Veremos que cara nos ofrece el futuro, si la de Amsterdam o la de Eindhoven. Mientras tanto, vayámonos reuniendo todos los madridistas en una misma estancia, que la noche será larga seguramente.


Fuentes de consulta:

“Informe Robinson: Homenaje a La Séptima” http://bit.ly/g8Okm6
“Gol de Raúl a pase de Redondo en Old Trafford” http://bit.ly/YRAvk
“Real Madrid 1987/1988” http://bit.ly/h04Tty
“El campo de habas” (@Rokko69_RM): http://rokko69varikyno.blogspot.com/

6 dic 2010

Conozcamos a: ELJERO ELIA

0 comentarios, Publicado por Omar Santana en 17:11 ,

Elia es la última propuesta del fútbol holandés en su máxima excelencia. Extremo completísimo ha ido cumpliendo todas las fases para llegar a un grande. Hablar de Eljero es hablar de un subcampeón del mundo, de un jugador diferente que propone, expone y convierte. Ya los grandes llaman a su puerta y no tardará en dar el salto, despuntando en el Hamburgo alemán después de criarse en el fútbol de su país, puede llegar su momento.

Eljero Elia, 23 años y nacido en Voorbug con orígenes de Surinam, esa antigua colonia holandesa que ha dado grandes talentos futbolísticos al país orange. Empezó en el equipo de su ciudad, el SV Voorburg, y pasando por una serie de equipos de categoría menor llegó al ADO Den Haag –tras un corto periplo en las inferiores del Ajax- que sería el equipo que le haría debutar en la máxima competición neerlandesa con tan sólo 17 años. Tras unas muy buenas temporadas en el club de La Haya, donde dejó detalles y destellos de gran futbolista y aprovechando el descenso del club y su tensa relación con el nuevo técnico Lex Schoenmarker le sirvió al Twente para pescar en río revuelto y llevarse la que sería una de las grandes promesas del fútbol holandés. Allí pasó dos temporadas, formando con el austriaco Arnautovic una de las mejores duplas de la Eredivisie y llevando al Twente al subcampeonato de la competición. Dando privilegios por primera vez al club de la ciudad de Enschede para participar en la Liga de Campeones. Ese mismo año, fue elegido el mejor talento neerlandés de 2009 por un jurado comandado por el gran Johan Cruyff, que de esto, sabe algo.

Tras destacar en el Twente el Ajax se volvió a fijar en aquel chico que habían descartado para las inferiores ofreciendo casi 20 millones por él. Finalmente la operación no fructificó y se marchó a Alemania, el Hamburgo fue el que estuvo más rápido y se llevó el gato al agua por algo más de 9 millones de euros. Tras una temporada en Alemania donde se ha erigido como uno de los mejores jugadores de su equipo y del campeonato doméstico alemán, formando una línea excepcional con Trochowski y Mladen Petric. Sus actuaciones no han pasado desapercibidas en el resto de europa y ya ha sonado para grandes equipos. Bayern Munich, Liverpool, Juventus e incluso FC Barcelona han llamado a la puerta del conjunto de los dinosaurios y en breve podría salir.

Eljero Elia posee todas las cualidades futbolísticas de su compatriota Arjen Robben, pero con el plus de que es físicamente mucho más fuerte que el jugador del Bayern. Con un tren inferior que lo hace superior al resto, una velocidad punta endiablada, un cambio de ritmo excepcional y su incansable trabajo para el equipo lo hacen un jugador que gusta a cualquier entrenador. Pudiendose adaptar a ambas bandas, incluso jugar como segundo punta, Eljero goza de un juego entrelíneas que desarticula cualquier sistema defensivo con un cambio de ritmo, una finta o su capacidad para asociarse con el compañero. Su conducción de balón en carrera pasa por ser una de las más precisas, ya que no pierde rapidez cuando lleva el balón. Si bien, su pose elegante en la cabalgada y su precisión técnica lo hacen un jugador muy difícil de parar en carrera. Es un jugador que aporta creatividad en zona de aceleración y gestación cuando viene a recoger la pelota, y sin desmerecer el anterior criterio, también muchísima verticalidad.

Podríamos estar ante un jugador total que está por explotar, su salto a un grande no se demorará mucho.

(Ver vídeo I)
(Ver vídeo II)

3 dic 2010

EL CLÁSICO MENOS CLÁSICO

0 comentarios, Publicado por Omar Santana en 9:47 ,
En la previa todos comentábamos que estábamos ante el gran evento futbolístico de los últimos años en lo que a enfrentamientos de clubs se refiere. El nuevo Real Madrid de José Mourinho venía más fuerte que nunca, líder y con un juego que aplastaba a cualquier rival que se cruzara por su camino. Salvo algunos tropiezos a modo de empate, seguían invictos y parecía que llegaba más igualado que nunca a uno de los que se ha definido como uno de los mejores equipos de la historia, el FC Barcelona de Pep Guardiola. Los blaugranas, sin dejar de apostar por su filosofía no habían terminado de encontrar un sitio cómodo hasta hace pocas jornadas. Equipos como el Hércules o el Copenaghe destaparon sus carencias en España y Europa.

Finalmente, se convirtió en una exhibición de los catalanes, uno de los mayores espectáculos a nivel colectivo que ha dado el fútbol en mucho tiempo. Y es que los vigentes campeones de liga fueron infinitamente superiores a los aspirantes al trono. Éstos parecían marionetas en el rodar del balón culé, se convirtió en un rondo gigante y la confirmación de que estamos ante uno de los grandes equipos que ha dado el fútbol y ante futbolistas superlativos. En CONTEXTO FÚTBOL analizamos las claves del clásico menos clásico.

Analizando el partido a toro pasado, podemos ver como el planteamiento del técnico portugués había sido totalmente erróneo en casi todos los aspectos. Cuando todos esperábamos un equipo con mucho pressing a la salida del balón blaugrana pudimos ver un equipo roto, sin una consigna clara y deambulando sobre el campo, corriendo tras el balón ante la gran capacidad combinativa del rival. Fue el primer punto diferencial del partido. El equipo de la capital española adelantaba líneas, pero como origen contradictorio, no iba a presionar y mantenían la zona. Esto daba en muchos casos a un cúmulo de jugadores en 20-25 metros, sin tener el poder de la pelota y sin intentar nada por tenerlo. El Barça aprovechó esto a la perfección, su salida de balón primero por la derecha, y luego por la izquierda con el intercambio de Piqué con Puyol en el centro de la defensa dependiendo de la posición de Cristiano Ronaldo fue exquisita. Mientras Carvalho y Xabi Alonso, se ocupaban de tapar a Messi y Khedira caía siempre sobre Andrés Iniesta dada la superioridad numérica en el mediocampo, Xavi siempre recibía el balón cómodamente. Esto se acentuó aún más con el cambio de Özil por Lass en la segunda parte, que aún daba más libertades a Sergio Busquets y la salida de la pelota aún era más limpia si cabe. Así el de Badía se liberó y mejoró bastante en ambas transiciones al no estar condicionado por la presencia de Özil.

De inicio, también sorprendió la posición de Di María. Aunque ya lo apuntábamos en la previa en CONTEXTO FÚTBOL, el argentino podría colocarse en la izquierda en lugar de en la derecha, como venía haciéndolo desde un principio. Con esto queremos pensar que Mourinho buscaba aprovechar siempre la espalda de Alves en las subidas del brasileño, y potenciar ambas bandas dado que el peso ofensivo del Real Madrid a lo largo de toda la temporada ha sido esa banda izquierda con la conexión Marcelo – Alonso – Ronaldo. Todo salió al revés de lo que se proponía y Di María se preocupó más de tapar a Alves que de buscar la ofensiva, esto lo convirtió durante muchos minutos en lateral izquierdo, dibujando una línea de cinco en defensa junto a Ramos, Pepe, Carvalho y un Marcelo condicionado por el incansable Pedro, que le ganó la partida en cada acción. Con esto el Real Madrid perdía una banda y era Benzema quien se ocupaba de caer a ella, dejando así la parcela ofensiva sin un referente a la hora de tirar un desmarque, arrastrar a la defensa o mantener el balón.

A pesar de las muchas críticas que ha habido al francés a posteriori del clásico, bajo mi juicio fue uno de lo poco rescatable de este Real Madrid. El único que propuso algo de fútbol, dar dos pases seguidos, tirar una pared, buscar la espalda de la defensa o hacer un desmarque. Si bien no fue como se esperaba a la presión, tampoco era el planteamiento de Mourinho ese, según pudimos ver durante todo el encuentro. Lanzo desde aquí un apoyo para el francés.

Por otro lado me gustaría destacar también el partido de otro francés en el otro bando: Eric Abidal. Su labor no resaltó tanto como otros de sus compañeros, pero es que su partido fue de libro. Seguro en la parcela defensiva conteniendo siempre los ataques tanto de Ronaldo como de Di María, se prodigó en ataque mucho más que otras veces haciendo siempre lo correcto. El desdoble a Villa en muchas ocasiones fue fundamental para que el asturiano batiera la línea de presión y bien buscara el pase o la portería. Además de esto, siempre busco una pared y el juego sencillo, sin complicaciones y si ya Ramos tenía muchísimas dificultades con el 2x1 Villa-Iniesta, cuando el francés se incorporaba terminaba de romper el sistema defensivo.

De igual modo, estuvimos ante una nueva exhibición de Lionel Messi. Del que he tenido que soportar oír algunas críticas de diferentes medios comentando que no jugó un gran partido. Para mí el argentino ha jugado uno de los mejores partidos desde que comenzó en la primera plantilla del FC Barcelona. Entraría dentro de su TOP5 de partidos, junto a otros como la final de Roma, el póker ante el Arsenal, etc. A pesar de no marcar -apunto estuvo de abrir el marcador con un sútil disparo que escupió el poste- el argentino fue el mayor exponente del juego del equipo durante todo el partido. Mucha movilidad, apoyo y presión. Fue motivo diferencial del partido, dejó en evidencia a Carvalho y dio mucho fútbol. Todos los ojos estaban puestos en su enfrentamiento particular con Cristiano Ronaldo, y a este, le ganó por goleada. El portugués volvió a desaparecer de un partido grande. Aunque no se le puede reprochar su actitud y su casta, dejó mucho que desear con el balón y sus movimientos. Apático, sin encontrar su sitio y sobretodo desesperado. Nunca llevó peligro a la portería del FC Barcelona salvo en una jugada a balón parado que se fue al lado del poste y nunca pudo con el sistema defensivo blaugrana.

Creo que aún no somos conscientes de lo que hemos visto en el Camp Nou ni de lo grande que ha sido. Dentro de unos años, cuando echemos la vista atrás, se le dará realmente la dimensión futbolística que merece.